HACIENDA INICIA UNA MACROCAMPAÑA CONTRA EL FRAUDE FISCAL EN DISCOTECAS Y PUBS
Más de 100 empresas y 87 locales nocturnos investigados, que representa el 20% de la facturación total del sector
MADRID, 8 Jul. (EUROPA PRESS) –
Más de 500 agentes y funcionarios de la Agencia Tributaria están registrando desde ayer 110 sociedades propietarias de 87 discotecas y pubs de gran tamaño en una ‘macrooperación’ contra el fraude fiscal y las ventas en negro que se extiende por 11 comunidades autónomas, según confirmaron a Europa Press en fuentes de este organismo.
Por las dimensiones de la operación, denominada ‘Chopin’, así como por los medios destinados y la complejidad logística y organizativa, se trata de la mayor operación coordinada y a nivel nacional contra el fraude fiscal y la economía sumergida realizada hasta la fecha por la Agencia Tributaria. En conjunto, las sociedades inspeccionadas representan más del 20% de la facturación del sector del ocio nocturno en España.
Los registros, que se iniciaron a primera hora de ayer, al cierre de los locales de ocio nocturno, continuarán a lo largo del día de hoy y está previsto que concluyan avanzada la jornada, en una operación de carácter administrativo que no implica detenciones y con la que se inicia el proceso de inspección propiamente dicho, del que podrán derivarse o no detenciones posteriores. De momento, se han abierto inspecciones sobre 14 personas físicas vinculadas con estas empresas.
Fruto de estos registros, los funcionarios de la Agencia Tributaria, que comenzaron las primeras tareas de investigación a principios de año, han encontrado software de doble uso, que permite ocultar parte de los ingresos percibidos y llevar una contabilidad ‘paralela’, así como grandes cantidades de dinero negro.
El dispositivo de entrada y registro en las discotecas, pubs y oficinas intervenidas ha requerido el despliegue de más de 500 funcionarios de la Agencia Tributaria, incluyendo inspectores y personal de las Unidades de Auditoría Informática y de Vigilancia Aduanera, con el apoyo de efectivos policiales. Los registros, en su mayoría desarrollados a primera hora de la mañana, al cierre de los locales, comenzaron ayer y concluyen hoy.
CONTROL DE TIQUES Y RECAUDACIÓN.
Las actuaciones se han iniciado por personación de la Inspección Tributaria en las sedes de los obligados tributarios, con el fin de acceder directamente a la documentación e información contable o auxiliar real, incluidos los sistemas informáticos de procesamiento de la información, así como al estudio de la recaudación del día y al funcionamiento ordinario de los sistemas informáticos de emisión de tiques, facturación y caja.
La investigación previa al lanzamiento de la operación ‘Chopin’ arranca a comienzos del presente año con la detección de un volumen de cobros con tarjeta declarados a Hacienda por parte de las sociedades ahora inspeccionadas que resultaba “anormalmente alto” (de hasta más del 76% en alguno de los casos) para un sector en el que, por sus características, prima claramente el pago en efectivo, mientras que el uso de tarjetas de crédito es escaso.
Tras esta primera evaluación de riesgos fiscales, el Departamento de Inspección detectó que el conjunto de las empresas afectadas por la operación estaban declarando un volumen de cobros con tarjeta de crédito que duplicaba los movimientos de efectivo en cuentas bancarias conocidos por la Agencia Tributaria.
Esta situación ya alertó sobre la posible existencia de un “gran circuito paralelo de efectivo” que no se estaba declarando a Hacienda, pero los investigadores también observaron diferencias sustanciales entre la actividad declarada y la que se traslucía a partir de un análisis pormenorizado del aforo habitual de los locales, el precio de las entradas y las consumiciones.
Además, la previa observación de los locales permitió en diversos casos detectar una irregularidad formal muy extendida, que pasaba por la venta previa de tiques para consumiciones que posteriormente se eliminaban en barra. El tique se vendía al cliente por diversos medios no susceptibles de control y posteriormente se dejaba sin documentar la consumición, aprovechando que en el sector del ocio los destinatarios del servicio son siempre consumidores finales.